09 DE SETEMBRO DE 2002

45ª SESSÃO SOLENE DE ABERTURA DO SEMINÁRIO "SAÚDE, POBREZA E HUMANIZAÇÃO ALBERT EINSTEN"

 

Presidência: WALTER FELDMAN

 

DIVISÃO TÉCNICA DE TAQUIGRAFIA

Data: 09/09/2002 - Sessão 45ª S. SOLENE Publ. DOE:

Presidente: WALTER FELDMAN

 

ABERTURA DO SEMINÁRIO "SAÚDE, POBREZA E HUMANIZAÇÃO ALBERT EINSTEIN"

001 - Presidente WALTER FELDMAN

Abre a sessão. Nomeia as autoridades. Informa que esta sessão solene foi convocada por esta Presidência para a abertura do Seminário "Saúde, Pobreza e Humanização Albert Einstein". Convida todos os presentes para, de pé, ouvir o Hino Nacional Brasileiro, executado pela Banda da Polícia Militar do Estado de São Paulo.

 

002 - BERNARDO KLIKSBERG

Membro do BID - Banco Interamericano de Desenvolvimento, apresenta um perfil de Albert Einstein, destacando seu lado humanístico e conhecimento científico. Mostra que seus valores continuam úteis e necessários na sociedade de hoje.

 

003 - CLÁUDIO LUIZ LOTTENBERG

Presidente da Sociedade Beneficente Israelita Brasileira - Hospital Albert Einstein, fala sobre as atividades desenvolvidas pelo hospital, tanto na pesquisa científica como no atendimento à população, inclusive os mais carentes. Presta homenagens àqueles que têm se destacado dentro da instituição.

 

004 - Presidente WALTER FELDMAN

Recorda que a conquista da democracia social requer a luta constante e o compromisso de todos. Enaltece o trabalho do Hospital Albert Einstein e do Dr. Bernardo Kliksberg. Agradece a todos os que colaboraram para o êxito desta solenidade. Encerra a sessão.

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - Havendo número legal, declaro aberta a sessão. Sob a proteção de Deus, iniciamos os nossos trabalhos.

 

* * *

 

- É dada como lida a ata da sessão anterior.

 

* * *

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - Gostaria de nominar as autoridades presentes: Dr. Cláudio Luiz Lottenberg, Presidente da Sociedade Beneficente Israelita Brasileira - Hospital Albert Einstein; Dr. Bernardo Kliksberg, membro do Banco Interamericano de Desenvolvimento; Sr. Jack Leon Terpins, Presidente da Confederação Israelita do Brasil; Professor Doutor José Pinus, Presidente do Conselho Consultivo do Hospital Albert Einstein.

Quero agradecer as presenças de: Sr. Rabino Henry Sobel; Sra. Telma Sobolh, Presidente do Voluntariado da Sociedade Albert Einstein; Sra. Cília Fehér, viúva de Jozef Fehér; Dr. José Henrique Ferreira, Superintendente do Hospital; Dr. Paulo Covezzi, Diretor Assessor da Presidência; Dr. Berel Zuckman, Assessor da Presidência; Sra. Schinski, representando o Deputado Federal Cunha Bueno; Sr. Gabriel Zitune, Vice-Presidente da Unibes; Sr. Carlos Schuartz, Diretor Assessor da Presidência do Hospital; Sr. Alberto Milkewitz, Diretor Institucional da Federação Israelita do Estado de São Paulo; Sr. Sérgio Seber, Secretário Geral do Conscre; Sra. Anita Schuartz, Assessora Social do Conselho Parlamentar das Comunidades de Raízes e Culturas Estrangeiras.

Esta sessão solene foi por nós convocada para a abertura do Seminário Saúde, Pobreza e Humanização Albert Einstein.

Convido neste momento todos os presentes para, em pé, ouvirmos o Hino Nacional Brasileiro, que será executado pela Banda da Polícia Militar do Estado de São Paulo.

 

* * *

 

- É executado o Hino Nacional Brasileiro pela Banda da Polícia Militar do Estado de São Paulo.

 

* * *

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - Quero agradecer ao maestro, 1º Sargento Músico, PM Antônio Leme da Costa Fernandes, pela contribuição na execução do Hino Nacional Brasileiro.

Tem a palavra o Dr. Bernardo Kliksberg, membro do BID - Banco Interamericano de Desenvolvimento.

 

O SR. BERNARDO KLIKSBERG - Agradezco la invitación que me formulara la Asamblea Legislativa, su Presidente Walter Feldman y el Hospital Albert Einstein para compartir con ustedes.

Yo creo que si Einstein supiera el tanto de lo que hace el Hospital Albert Einstein en muchos lugares en el mundo, si Einstein supiera el tanto de lo que ustedes hacen por el pueblo brasileño, por la comunidad judía y por el ser humano, estaría muy orgulloso de que su nombre esté a frente de una institución tan valiosa.

Albert Einstein, en el siglo XX, cambió la comprensión del mundo, cambió el desarrollo de una serie de áreas científicas. Algunas evaluaciones recientes indican que buena parte de lo que hoy llamamos ‘las nuevas tecnologías’ tiene su fundamento científico en algunos de los aportes revolucionarios, del punto de vista científico que Einstein nos legó.

Pero, junto a ello, a Einstein - que es considerado una de las mentes que más aportó al ser humano, a lo largo de toda la civilización - está el otro Einstein, el ser humano cálido y afectuoso. Uno de sus discípulos preferidos, Infield, lo describe del seguiente modo: un ser humano que, dice su discípulo que compartilló con él muchos momentos, describiendo la figura de un hombre que no vá a la peluquería; que no usa corbata ni medias; cuyos ojos parecen mirar apartado de las pequeñeces de nuestro mundo; no briga por la comodidad personal; se preocupa poco por las cosas que tanto significan en nuestras vidas; si habla en defensa de una causa, no lo hace por su gloria personal y sale en favor para nosotros sabermos que un hombre así aún existe, un hombre cuyos pensamientos están dirigidos hacia las estrellas. Le otorgamos la ligación porque al la mirarla demonstramos que también nosotros dejamos las estrellas lejanas.

Y eso se ha convertido en un símbolo para el género humano. Sin distinción de credos, de religiones y de nacionalidades. Porque, como dice Infield, en la imagen del Einstein humanista se hallan nuestras aspiraciones más caras, las aspiraciones más caras de los seres humanos para un mundo diferente.

Einstein, junto a su excepcional creación científica, estuvo presente en casi todos los dramas fundamentales de la humanidad que le tocó vivir. Y alertó, permanentemente, sobre la semilla precursora de muchos de los dramas que nos toca vivir a nosotros actualmente.

Voy a tratar en esos pocos minutos de mostrar que su mensaje sigue teniendo validez enorme em el año 2002. Vivimos en un mundo y en un continente profundamente esperanzador y perturbado, al mismo tiempo. En un mundo que en este momento, del punto de vista técnico, está en condiciones de producir alimentos para 12 mil millones de personas, exactamente el doble de la población mundial. Pero, en ese mismo mundo, 3 mil millones de personas, de los 6 mil millones, están por debajo de la línea de la pobreza; 200 millones en pobreza extrema; y 8 millones, de acuerdo a las recientes denuncias de La Organización Mundial de la Salud, mueren anualmente por causas medicamente absolutamente inaceptables, por enfermedades que tienen que ver exclusivamente con la pobreza.

Un mundo de constrastes fenomenales. Un mundo que Las Naciones Unidas describen en su último informe de desarrollo humano, de 2002, de distancias obscenas, donde 3 personas tienen actualmente una riqueza mayor a la de 49 países pobres juntos, de 2.600 millones de personas. Y en un continente, en esta América Latina tan rica en potencialidades, tan rica en recursos humanos, tan rica en historia, donde desgraciadamente 50% de la población está actualmente por debajo de la línea de la pobreza, el 60% de los chicos están por debajo de la línea de la pobreza. El Argentina, de donde vengo en este momento, el 70% de los chicos menores de 14 años de edad están actualmente por debajo de la línea de pobreza y la mitad de ellos, 4 millones, tienen hambre. En una América Latina donde, desgraciadamente, la tasa de mortalidad materna - a pesar de los avances muy importantes en el campo médico - es uno en cada 130 madres mueren al dar la luz. Eso es 28 veces la tasa de mortalidad materna de los Estados Unidos.

En este contexto mundial y en este contexto latinoamericano, el mensaje de Einstein tiene resonancias fenomenales. Describo 3 aspectos en el mensaje de Einstein: primero, sus creencias básicas; segundo, sus hechos; y tercero, su judaísmo, sin el qual no se entendería su mensaje.

En primer lugar, sus creencias básicas. Einstein creía fervientemiente en los valores que hoy nos faltan con absoluta frecuencia. Creía que la base del género humano se halla en los valores éticos. Para eso, Einstein utilizaba referencias muy concretas. Les leo lo que textualmente Einstein decía al respecto: “Ser judío, representa, en primer término, reconocer y seguir en la práctica los principios fundamentales de la humanidad formulados en la Biblia, sin los cuales ninguna comunidad y hombres sanos y felices pueden existir”. Los principios de la Biblia. Einstein creía en los principios de la Biblia, creía en el Antiguo Testamento. Y decía - nada menos el científico más famoso de todos los tiempos, la mente más lúcida que quizá ya se produció en el género humano em el campo científico - que sin esos principios ninguna comunidad y hombre sanos y felices pueden existir. Se refería a los principios que la Divinidad entregó al pueblo judío y a la humanidad a través de los 10 Mandamientos, se refería a el mensaje del Profeta, se refería al principio de amor, solidariedad, respecto por la dignidad del otro, indignación frente a la pobreza y las injusticias, protección de la familia, exaltación de la educación, a los principios que hacen la vida digna de ser vivida. Decía que sin eso ninguna comunidad humana puede vivir.

Einstein creía en lo que ustedes practican permanentemente. Einstein creía fervientemiente - les voy a decir - en el voluntariado, en lo que el voluntariado puede hacer. Les leo textualmente lo que Einstein escribió al respecto de tratar de hacer por los demás: “Estamos para los demás. Antes de todo para aquellos de cuya sonrisa y bien estar depienden nuestra felicidad. Pero, también, para tantos desconocidos con cuyos destinos nos vincula una simpatía”. Einstein creía que esto es uno de los ramos más bellos posibles: ser un voluntario. Y sus muchísimas cosas por los demás, sin ningún tipo de recompensa. No le interesaba ni el económico y mucho menos aún ningún juego de prestigios. Estaba más allá de todo ello. Este decía que eso de dar prove más si a poner la Biblia en acción. El Antiguo Testamento es terminante y nos ayuda cada vez más. El Antiguo Testamento dice que todos los seres humanos, todos los días, devemos ayudar a los otros, que es una obligación personal, nos es solo un tema del Gobierno tratar de combatir la pobreza. El Antiguo Testamento dice que eso simplemente es un hecho en el que se juega la dignidad misma al ser humano. Einstein lo sabía y lo practicó fervientemiente. Saben ustedes que en el Antiguo Testamento aquel que es muy pobre tiene la obligación de ayudar a otro más pobre que él. Y se preguntan a los sabios por que una obligación tan pesada a alguien que es muy pobre? La respuesta es: primero es que todos podemos ayudar por más pobre que seamos. Con una sonrisa, con un gesto de afecto, de amor. Pero, además, porque no hay que negarle al muy pobre lo más básico de la dignidad humana que es la posibilidad de ayudar el otro.

Einstein practicó todo esto. Estuvo a frente de casi todas la luchas libertarias por los valores humanos, por la democracia, por los mejores ideales del mundo de su época. Fue el primero a denunciar el racismo. En la primera época abdicó de su nacionalidad alemana. En 1933, renunció a la Academía de Ciencias, que era el sueño de todo científico llegar a integrar y formar parte. Denunció el régimen con riesgo de su vida. Einstein enfrentó la guerra como una de las lacras feroces del ser humano. Alentó la creación de una liga voluntaria internacional junto a sus grandes amigos, Bertan Rassi y el Roman Rolan. Una liga voluntaria para que los jóvenes no acceptaran hacer el servicio militar en ningún país del mundo. Y dijó que si solo conseguimos que 2% de los jóvenes no accepten hacer el servicio militar en los grandes países, no van a poder encarcerar a 2% de los jóvenes en ninguna sociedad. Einstein estuvo en frente de la lucha por la paz hasta las últimas consecuencias.

Más adelante, en los Estados Unidos, Einstein fue una de las voces más fuertes contra el Marcatismo, contra las persecusiones ideológicas. En alguna oportunidad, un profesor fue perseguido en su cátedra de matemática, simplemente por haber se manifestado a favor de la libertad de expresiones. En aquellos tiempos oscuros, pidió su ayuda y Einstein, simplemente en el momento más feroz del Marcatismo en los Estados Unidos, escribió un artículo en el New York Times, defendiendo al professor y instando a todos los intelectuales que no acceptaran comparecer ante la comisión marcati. El New York Times lo criticó duramente y fue acusado casi de traidor a la patria. Bertan Rassi escribió al New York Times diciendo: “Es tan traidor como fue Jesus y como fue George Washington porque defendió los mismos principios”. Einstein fue un judío consecuente. No se puede entender a Einstein, sin entender su identidad judía. Esto ha sido desplazado de maquinar virtualmente los análises de Einstein. Yo diria que es más una discriminación de la identidad judía, pero una de las más duras y dolorosas. Einstein asumió el judaismo, en su mente, en su corazón y en sus hechos. Einstein, a lo largo de su gigantesca correspodencia, hace referencia permanente a lo que significa la identidad judía para él. Y al final de su vida, en una de las últimas cartas, cuando rechazó la Presidencia del Estado de Israel, Einstein contexta: “Rechazo la Presidencia porque no soy digno de ella. Mi lazo es con el pueblo judío, mi lazo más importante es con el género humano”. Y explica porque. Dice que en el pueblo judío, en el judaismo y en la Bíblia Einstein encontró las trés formas de sentir la realidad que le fueron más importantes a lo largo de su trajectoria como ser humano.

Una frase que figura en muchísimos lugares dice: “Viva el judaísmo, la pasión por la verdad, esta capacidad de independencia de criterios hasta los últimos extremos y un afán casi fanático por la justicia. Y eso me orientó”. Efectivamente, su independencia de criterios fue excepcional. Recordan ustedes, cuando alumno en el Policlínico de Zurich, Einstein no iba a las clases y lo criticaban muchísimo. Él pasaba las mañanas y las tardes estudiando en un café. Y a la noche, cuando no había nadie, él entraba para hacer experimentos. Y le preguntaban: “Bueno, que es ese tipo de conducta, con sus colegas, sus compañeros?” Era la institución universitaria más célebre de Europa. Y Einstein decía: “Lo que pasa es que durante las mañanas y las tardes ensenãn las certidumbres, lo que ya se sabe. Yo quiero averiguar lo que no se sabe. Por eso vengo a las noches hacer experimentos”. Su independencia de criterios llevaban hasta las últimas consecuencias. Al mismo tiempo, la pasión por la verdad, una pasión por la verdad hasta al final de sus días tratando de encontrar la Teoría del Campo Unificado, diciendo a si mismo: “Esto no está al alcance, todavía, del género humano, pero es mi misión en la Tierra”. Y era un afán casi fanático por la justicia. La justicia de Einstein era la justicia de los profetas. Era una justicia pura, en la que no había ninguna posibilidad de cederen los principios, de ubicar ningún orden de conveniencia. Era una de las últimas voces proféticas que se alzó, probablemente, en el género humano, criticando todas las injusticias que pasaran en su redor.

Este judío activo toda su vida contribuyó a todas las causas judías importantes. Saben ustedes que ya Premio Nobel, muy joven aún, Einstein recorrió a los Estados Unidos, en el año de 1921, para recorrer fondos para sembrar la base de comprar tierras, ya en el Oriente, para que se pudiera dar la base al pueblo judío.

En el año 1923, hubo una cerimonia que va a pasar a los anales de la historia de la humanidad. En un Estado inexistente, que no tenía ningún riesgo de existir - el Estado de Israel era una utopía naquel momento - Einstein, en el Monte Scopus, pusó la piedra inaugural de una universidad que no tenía muchas posibilidades de existir: la Universidad Hebrea de Jerusalem. Una universidad inexistente en un Estado inexistente. Y acceptó el Premio Nobel de Física, acceptó ser el Presidente de la Comisión Académica de la Universidad inexistente y empezó a publicar la primera colección de documentos científicos del Departamento de Filosofía. Esa universidad es hoy una luz para todo el género humano. Albert Einstein acompañó a Israel, luchó contra el semitismo, acompañó al movimiento sionista, participó en todo orden de reuniones en las que fue requerido por el pueblo judío, tomó iniciativas de toda índole. Todo eso está a su alcance gracias a ese libro que ha editado, generosamente, el Hospital Albert Einstein.

Este mensaje del gran científico, del gran humanista, del gran judío tiene resonancias actuales en el mundo en que vivimos. Yo diría que está más exigente que nunca. En esta América Latina actual, necesitamos más que nunca de independencia de criterios. Necesitamos rescatar un pensamiento propio de los latinoamericanos para hacer frente a este enigma: como un Continente tan rico produce tanta pobreza? Necesitamos recrear vías e caminos, desde nuestra propia historia, de nuestra propia identidad.

En este Continente, con estos problemas, necesitamos una búsqueda de la verdad. Los níveles de credibilidad y de confianza han descendido ferozmente en América Latina. Necesitamos avanzar en la democratización de nuestras sociedades y necesitamos crecientemente crear confianza. La confianza se crea teniendo como uno de sus elementos centrales la verdad.

Y sentámonos al lado de un hombre cuya vida está dedicada a la democratización y a la rescatar las verdades: Deputado Feldman, que merece el más absoluto respecto. Necesitamos la verdade y necesitamos más que nunca el afán casi fanático por la justicia de Einstein. Einstein no usaba nunca la palabra fanático, estava totalmente ajena a su personalidade científica y a su modo de entender la realidad. Solo la usó en esta circunstancia. Para hermanarla con la palabra justicia. Porque para Einstein la justicia debía ser perseguida con fanatismo. En esta América Latina necesitamos mucha justicia. En este Continente donde el 10% más rico de la población tiene 84 veces lo que el 10% más pobre. Donde los años de escolaridad de 10% más ricos son 13 años y los años de escolaridad de 30% más pobres son 4 a 5 años. En este Continente tan rico en posibilidades, pero que es desgraciadamente la región más desigual de todo el Planeta Tierra, actualmente. Necesitamos ese soplo y afán casi fanático por la justicia. Justicia desde ya a través de la paz, de la democracia, de la construcción.

Einstein finalmente nos entrega un llegado más. Al final de su vida, una joven le escribe a Einstein y le dice que por favor la ayude en una causa justa, de las tantas que él ayudava. Le dice: “Si usted habla, todo va a cambiar”. Y Einstein le contesta: “Yo te voy acompañar, yo voy hablar, pero no te hagas ninguna ilusión: solo me escuchan cuándo no los molesto demasiado; cuándo digo lo que tengo que decir - que es casi siempre - me convierto en una molestia”. Einstein, probablemente, en esto momento nos estaría deciendo: “Conviertase, cada uno de ustedes, en una molestia, luchen por la justicia, digan la verdad, tengan independencia de criterios”.

Yo me dedico a lucha por la pobreza, hace 30 años, y dirijo muchos problemas internacionales de lucha contra la pobreza, lo que más me perturba de toda la situación latino-americana. Y Einstein nos ayuda al respecto. Es que en nuestros países, una parte de la población, de la opinión pública más educada, más calificada, empieza a acostumbrarse a la pobreza, como si eso formara parte del paisaje; empieza a ver a los niños de la rúa, a los ancielos pediendo limosna. Hoy en día, la clase media es arruinada, revisando los patios de basura en la ciudad de Buenos Aires. Entro ellos, muchos miembros de nuestra comunidad, como si eso formara parte de los hechos, como si eso debiera ser así. Me perturba que podamos perder la capacidad de indignación que viene de la Biblia. Einstein, en su vida, era un hombre ágil a la capacidad de indignación. Escuchémolo. (Palmas.)

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - Tem a palavra o Dr. Cláudio Luiz Lottenberg, Presidente da Sociedade Beneficente Albert Einstein.

Quero anunciar as presenças do amigo Adalberto Camargo, ex-Deputado Federal, candidato à suplência do Senado; e de Dora Brener, Presidente da Unibes.

 

O SR. CLÁUDIO LUIZ LOTTENBERG - Deputado Walter Feldman, digníssimo Presidente da Assembléia Legislativa do Estado de São Paulo; Engenheiro Jack Leon Terpins, Presidente da Confederação Israelita do Brasil; Professor José Pinus, Presidente do Conselho Consultivo do Hospital Albert Einstein; querida Telma Sobolh, Presidente do Departamento de Voluntários da Sociedade Albert Einstein; Sra. Cília Fehér, esposa do nosso sempre Presidente Dr. Jozef Fehér; Sr. Bernardo Kliksberg, nosso ilustre convidado e coordenador do Instituto Interamericano de Desenvolvimento Social do BID; Sr. Jaime Pasmanick; Sra. Anita Schuartz, a quem nomino, particularmente, chamando todos deste plenário; nosso querido e sempre amigo Henry Sobel; minhas senhoras e meus senhores.

Antes de mais nada, gostaria de agradecer ao eminente Presidente desta Casa, médico e Deputado estadual, fraternal amigo de tantas jornadas e de tantos anos, Dr. Walter Feldman. Ainda contemporâneo de nossa Escola Paulista de Medicina, quando, desde então, com uma sensibilidade que lhe é muito peculiar, manifestava sua preocupação com a saúde pública e o atendimento médico às classes mais necessitadas.

Imagino, portanto, nobre Deputado, que o senhor, como ninguém, entende o papel desempenhado por nosso hospital na área de solidariedade humana, na filantropia - e diria até mais - na caridade, como crescimento humano, e não na caridade simplesmente assistencialista.

Meus amigos, uma das glórias de nosso hospital é ter Albert Einstein como seu patrono. Os mais desavisados podem, em algum momento, imaginar que Einstein foi escolhido o Homem do Século e um dos maiores da história da humanidade apenas por sua atuação na área científica. No entanto, tão importante quanto este cientificismo, foi o seu forte sentimento humano e a sua luta incessante pelos valores reais do homem. Por esta razão, nada mais natural que ligar a saúde, a pobreza e a questão da humanização, tema do dia de amanhã ao seu próprio nome e, portanto, ao nome de nosso hospital, que é um orgulho para nós, membros da comunidade judaica do Brasil. Mas, certamente, um exemplo a bem de toda a sociedade brasileira.

Isso ganha um caráter absolutamente consistente quando um evento como esse é coordenado por uma das maiores autoridades do setor, o Dr. Bernardo Kliksberg, que como Coordenador do Instituto Interamericano de Desenvolvimento Social do BID, Assessor da Unesco, Unicef, dentre outras, traduz certamente o espírito de seriedade da luta contra a pobreza na América Latina. Ao querido Bernardo, muito obrigado pela inspiração junto ao nosso trabalho.

Einstein se ocupou, portanto, além dos temas científicos que nós tradicionalmente conhecemos, de todos os assuntos que diziam respeito ao homem e à sua condição humana. Tratou sobre temas voltados ao cristianismo, abordou temas voltados ao judaísmo. Fez inúmeras declarações calcadas em valores da ética judaica. Preocupou-se, e muito, com aquilo que hoje valorizamos sob a égide da assim chamada humanização.

Onde quer que Einstein esteja agora, pode estar tranqüilo. Nós, neste hospital que leva o seu nome, honramos suas palavras, seus conceitos e seus valores. Isso porque, desde a sua fundação, com os atos que conduziu e os fatos que produziu, o Hospital Israelita Albert Einstein luta em várias frentes: pela preservação da vida, ao dar atendimento exemplar à saúde de seus pacientes; pela humanização, ao prestar serviços médicos dignos aos excluídos e aos incluídos, preservando o respeito da assim chamada justiça social, produzindo conhecimento, forjando saber. Não fazemos nem mais, nem menos, do que aquilo que se propuseram os fundadores de nosso hospital, desde o final da década de 50, quando decidiram construir este monumento voltado à excelência em tudo que procurasse construir.

E, fundamentalmente, o evento de hoje nesta Assembléia busca legitimamente homenagear, dentro de nosso projeto de memória, a participação desses fundadores que são a raiz da boa qualidade que, muito bem cuidada, nos levou ao privilégio neste momento de dirigir os caminhos de nossa instituição. A eles, fundadores, dirigentes de corpos de voluntários, toda a nossa homenagem, todo o nosso reconhecimento.

Enquanto fazemos medicina de excelência, incentivamos a pesquisa e o ensino, mantendo sempre o foco na filantropia. É por essa razão, que o hospital e os seus funcionários podem, neste momento, encher o peito de orgulho e anunciar que nesses oito meses realizamos 100 transplantes hepáticos através do Sistema Único de Saúde - SUS. Isso sem contar do atendimento contínuo à comunidade de Paraisópolis, coordenado por esse fantástico grupo de voluntários. Sem contar, também, do trabalho de apoio junto às entidades da comunidade judaica e o Programa de Saúde da Família, ligado à região sul de São Paulo e, particularmente, ao Campo Limpo.

Essa integração entre o público e o privado consagra os ideais da instituição desde há décadas. E, ao mesmo tempo, confirma a legitimidade de um modelo de relacionamento entre os serviços públicos e privados, sistema público que é traduzido no que a Medicina mais aspira: a consagração da santidade da vida. E nesse sentido, vale a máxima de nosso judaísmo, onde a vida é nosso maior valor e dentro desta, a saúde, o seu maior instrumento.

Nossa busca permanente é a da eqüidade, não somente de posses porque essa é relativa, está em função da assim chamada conjuntura econômica ou economia de mercado. Mas uma eqüidade que vise, sobretudo, o acesso aos direitos fundamentais da vida, como é o caso da saúde. Eu lhes garanto que nada e nem ninguém poderá, em momento algum, nos afastar desse princípio.

Finalizo, enaltecendo as figuras de todos aqui hoje presentes e de outros tantos que, infelizmente, não estão presentes; mas em espírito, com certeza. Estou absolutamente seguro que este evento aproximará todos da comunidade Albert Einstein dentro de uma luta, por um conceito de um mundo cada vez mais justo. Muito obrigado. (Palmas.)

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - Peço ao Dr. Cláudio Lottenberg que, neste momento, faça as homenagens que o Hospital oferece aos escolhidos.

 

O SR. CLÁUDIO LUIZ LOTTENBERG - Convido o Professor José Pinus para fazer uma homenagem à Sra. Cília Fehér, em nome dos ex-Presidentes de nosso Hospital. (Palmas.)

* * *

 

- É feita a homenagem. (Palmas.)

 

* * *

 

Convido nosso Vice-Presidente do Conselho, Dr. Milly Teperman, para homenagear o Professor José Pinus, em função do seu pioneirismo dentro de nossa instituição. (Palmas.)

 

* * *

 

- É feita a homenagem. (Palmas.)

 

* * *

 

Convido o Presidente da Assembléia, meu querido e sempre amigo, colega e contemporâneo, Deputado Walter Feldman, para homenagear a nossa entusiástica, dedicada, querida amiga e Presidente do Corpo de Voluntários, Sra. Telma Sobolh. (Palmas.)

 

* * *

 

- É feita a homenagem. (Palmas.)

 

* * *

 

O SR. PRESIDENTE - WALTER FELDMAN - PSDB - O Dr. Bernardo Kliksberg tem uma competência extraordinária para nos dar uma overdose de indignação. O amor à verdade, à liberdade de critérios e o fanatismo pela justiça se somam a uma interpretação científica dos fatos. Talvez essa seja a característica dialética mais impressionante da figura humana Albert Einstein: o homem que compreendeu a ciência, a arte, a avaliação da humanidade e soube, como ninguém, somar à ciência a interpretação mística da Bíblia e adequá-la ao seu tempo. Mais do que isso. Semelhante a alguns homens que conheci, na sua dimensão, souberam ultrapassar o seu período histórico, construir e contribuir para as novas gerações, criar escola. Essa é a diferença entre os políticos e os estadistas: a capacidade de construir o pensamento para as novas gerações, independentemente do período em que vivamos.

Parece impressionante e muito semelhante a algo que conheci no início da conquista das liberdades políticas e democráticas em nosso país, quando ouvia vários militantes, que participaram conosco dessas jornadas, que disseram que a sua tarefa histórica estava cumprida. Sentiram-se beneficiados com o sucesso alcançado naquele momento e diziam que, a partir daí, estava aberto o caminho da democracia, que por si traria os benefícios da democracia social, aquilo que tanto sonhávamos na luta pela liberdade.

Enganaram-se. Muito mais difícil é a construção da democracia política, e muito mais ainda da democracia social. É uma tarefa gigantesca, extraordinária, que só pode ser realizada com o compromisso da tolerância, da paciência, da indignação em relação aos fatos, que não são localizados, não são municipais, estaduais ou nacionais. São fatos relacionados à humanidade, à civilização, ao Ocidente, ao Oriente. Locais que ainda conservam intolerâncias e barreiras que necessitam ser ultrapassadas, não por um homem, uma liderança, um político, um governante, um estadista qualquer, mas por toda a humanidade. Todos têm compromissos com isso.

Por isso, nesta sessão solene, todos comprometidos com essas tarefas estão aqui e os que não estão receberão a mensagem que essa sessão produzirá no sentido de nos incorporarmos à homenagem aqui oferecida ao Hospital Albert Einstein, personificado, neste momento, pelo seu condutor, o amigo Cláudio Lottenberg, que representa a diretoria administrativa da instituição. Sabemos a contribuição que tem dado, não só no campo da ciência, no avanço tecnológico da medicina, mas também na solidariedade que oferece aos vizinhos, àqueles que não contemplam uma vida digna pela falta de habitabilidade, pelas condições precárias que conhecemos e que ainda existem de maneira espalhada, quase universal, na cidade de São Paulo.

Essa é a tarefa que o Século XXI terá de enfrentar: a solução e a equação das grandes cidades, onde convivem as maiores desigualdades sociais. Aqui temos ricos de maneira extraordinária e pobres de maneira inaceitável. Esta é a primeira homenagem: ao Hospital Albert Einstein. Sabemos a contribuição que essa instituição dá nesses dois campos.

A segunda homenagem é ao Dr. Bernardo Kliksberg, um homem que me impressiona toda vez que posso ouvi-lo, na leitura de seus livros, nas suas orações, nos seus discursos que vêm da alma, do convencimento de que esta tarefa é a maior da nossa civilização: o combate à desigualdade social. Tarefa que não foi realizada nos últimos anos, neste país, apesar dos esforços da construção de uma rede de proteção social, do ajuste do Estado, do equilíbrio das contas. Mas essa é uma tarefa para mais de uma geração; é tarefa de um programa continuado de políticas públicas, relacionadas ao compromisso dos homens públicos com o combate à corrupção e à justiça social. Justiça que envolve programas relacionados à educação, à saúde, ao transporte coletivo, ao pleno emprego, ao desenvolvimento social, ao lazer comunitário, a uma série de tarefas que terão de ser entendidas, compreendidas e realizadas de forma coletiva. Ninguém será capaz de resolvê-las sozinho, ou através de um partido político, ou através de segmentos da população. Essa é uma tarefa de todos.

E a terceira homenagem é ao Corpo de Voluntários, através da Telma Sobolh, que tanto amamos, admiramos, que comanda uma extraordinária equipe, notadamente de mulheres - da qual minha mãe faz parte, à distância também dá a sua contribuição - com a dimensão manifesta pelo Dr. Bernardo Kliksberg. É um voluntariado que se manifesta numa relação solidária de compreensão humana, no seu sentido mais profundo. Talvez o Corpo de Voluntários do Hospital Albert Einstein seja aquele que se transformou no paradigma de corpo de voluntários que toda instituição de saúde ou instituições de outros gêneros devem ter. É nesse sentido que considero esta sessão solene extraordinária do ponto de vista do conteúdo, das homenagens que realiza e do seu desejo de continuar contribuindo para a sociedade brasileira.

Nós, judeus, temos um compromisso de 6.000 anos com o passado e alguns milhares com o futuro. Compromisso de um acúmulo de conhecimento e sabedoria, de tradução de valores e princípios que são intransferíveis, do ponto de vista da interiorização, para que possamos na nossa atividade cotidiana traduzi-los na sua maior intensidade.

Temos uma tarefa solidária, coletiva, democrática, de alma envolvida nesse nosso projeto de vida, que é a redução dramática da desigualdade social que tanto nos incomoda e tanto nos indigna.

Queria homenagear o Hospital Albert Einstein. Sinto-me um dos seus afilhados, um dos seus participantes. Quero estar presente na abertura desse seminário, amanhã, para absorver um pouco mais do conhecimento e das informações do Dr. Bernardo Kliksberg. Parabéns ao Hospital Albert Einstein pela contribuição nacional que dá. Está encerrada a sessão. (Palmas.)

 

* * *

 

-         Encerra-se a sessão às 21 horas e 30 minutos.

 

* * *